Soldadito o soldados de Pavía es un aperitivo semanasantero típicamente madrileño, aunque muy apreciado también en el sur de la península. Tan simple como agradable, sólo se reboza el bacalao y se le añade pimiento rojo (lo que implica que la materia prima es la base de este pincho típico de Tetuán, seguro que me llueven las críticas por la localización geográfica de este plato, que se le va a hacer).
El Origen
El origen, aunque discutido, no es muy original, pero sí cromático. ¿Porqué se llama soldaditos de Pavía?, pues sin más, su color recuerda al del uniforme de los húsares de los tercios españoles. En lo que no se ponen deacuerdo los estudiosos de nuestros anales es si hace referencia a la batalla de Pavía, a la disolución de las cortes por el ejército al mando del General Pavía, o a otro regimiento.
Pero no hay duda de que las casacas de los soldados y la combinación de tonos amarillos y rojos son los elementos del símil con la gastronomía y no hay nada más histórico que llevarse al gaznate un bocado de esta receta (concluyo cualquier disputa apelando a la degustación y al apetito).
Diferentes Variedades
En Andalucía se encuentran ciertas variedades dignas de mención, las hay que utilizan merluza (llamadas pavías a secas) o incluso llegan a realizar un pequeño maridaje con cítricos, AOVE y algo de alcohol (actualmente es frecuente el uso de cerveza), pero siempre asociado a la Semana Santa.
Ingredientes para cuatro usuarios de Windows que se han quedado sin actualizaciones de seguridad:
- 800 gr de bacalao
- 300 gr de harina
- 20 gr de levadura
- 2 dl. de agua
- Azafrán
- Aceite de oliva extra virgen
- 1 limón
- Tiras de pimiento morrón
- Sal
Elaboración Soldadito
Las pavías son identificadas como tiras de un dedo de largo y grosor. Debemos cortar el bacalao en tiras (como a mi me gustan poco hechas las preparo más gruesas y cuadradas) e iniciamos el proceso de desalado del pescado (Échale un ojo a esta receta en la que explicamos el proceso completo: Ver)
Pasadas las 24 horas, debemos escurrir la bacalada y quitar todo el agua posible. Lo colocamos en un bol y lo bañamos con un chorrito de limón.
Vamos ahora con otro de esos momentos para ensuciar la cocina. Cogemos otro bol y lo llenamos de harina, como si fuera un volcán realizamos un hueco en el centro en el que insertamos el azafrán, la levadura, el AOVE, el agua y no se nos olvide la sal, e iniciamos el proceso de mezcla. Cuando la mezcla sea uniforme dejamos esta combinación en reposo una horita para que la levadura haga su trabajo.
Nos queda quemarnos con el aceite caliente. En una sartén con abundante oro verde y buena temperatura vamos a ir sumergiendo nuestro pequeño ejercito de soldaditos hasta que queden bien dorados. Lo retiramos a un papel absorbente y servimos con unas tiras de pimientos rojos, tipo morrón. (no pongas en la sartén muchos a la vez porque la temperatura baja mucho y el efecto conseguido no es agradable). Si quieres dar un toque diferente, como es nuestro caso, hemos hecho una salsa con aceite de oliva virgen extra y pimiento, que ayuda a decorar el plato además de realzar los sabores.
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