Es temporada de Níscalos
Los níscalos, también conocidos como mízcalos o robellones, son uno de los hongos comestibles más conocidos en nuestra gastronomía, y presentes en nuestras cocinas precisamente en esta estación del año. Crece sobre todo en los bosques de coníferas, por eso es fácil que lo podamos encontrar en esta época de humedad en nuestra zona, justo en los pinares existentes en las inmediaciones de Jaraíz. Estos pinares, por otro lado, protegidos por quedar enmarcados en el corredor de Monfragüe.
Entre las características más visibles del níscalo, y que nos pueden facilitar su localización cuando vayamos a buscarlos, se encuentra su sombrero entre los 4 y 16 centímetros de diámetro, y ese color anaranjado que le hace único.
El níscalo además, es un hongo muy agradecido en la cocina, pues su carne tierna y su sabor dulzón permiten que se pueda cocinar de mil maneras: a quién no se le hace la boca agua con unos huevos fritos con patatas y unos níscalos acompañando, unos níscalos a la plancha acompañando una ensalada, o un buen guiso de costillas con este hongo y patatas. Son mil las opciones que se nos presentan, aunque quizá la manera tradicional de cocinarlo y comerlo sea en su propio jugo.
Para ello, sólo hay que cortar el níscalo en trocitos (no muy pequeños para que al soltar el agua no se queden en nada), se pica ajo y perejil y se pone todo en una sartén o cazuela con aceite. Cuanto más lenta sea la cocción, mejor y más lentamente soltará el agua el níscalo, quedando bien tierno y formando una salsa que no podremos dejar sin rebañar.
Este fin de semana no dan lluvia, así que puede ser un plan estupendo salir en su búsqueda mientras disfrutáis de un buen paseo por el campo.
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