Corría 2015, y un desconocido llamado Robert Eggers elaboraba un minucioso análisis de su propia idea del terror con una de las obras más estimulantes presentadas en el festival de Sundance de aquel año: La bruja. Insólita extravagancia que echaba mano de las leyendas de Nueva Inglaterra, aquella película turbia que escondía distintas lecturas –desde las herejías a las primeras sublevaciones de las colonias americanas– resultó ser una de las óperas primas más comentadas de la última década.
El regreso de este cineasta se ha hecho de rogar cuatro años, pero ha merecido la pena. Y atentos que en la estiba de hoy vienen fardos repletos de materia para el examen de la logia gallinae. Su nueva peli, un proyecto heredado de su difunto hermano sobre una adaptación de Edgar Allan Poe (pasaos por Tannhäuser y flipad con lo que tienen sobre el gótico universal), se llama El faro, y es la que ha seleccionado con mucho esmero y solicitud el corral de tus anhelos cinéfilos; y es que resulta ser uno de los trabajos más ambiciosos y descomunales del cine de autor de este año.
‘El faro’ de Robert Eggers
El faro incide en la línea del llamado nuevo ‘horror folk’, que emparenta con el trabajo de Ari Aster con Hereditary o la misma Midsommar queinfructuosamente defendió durante el presente ejercicio este hermano de la logia, y que irremiediablemete nos remite a piezas de culto del cine telúrico como The wicker man.
Con temas habituales en el cine de género y una adscripción a la puesta en escena deudora del expresionismo alemán –esto ya salió, pero estamos preparando curso para el año que viene–, Eggers ha creado su propio mundo, de imágenes vetustas y esquinadas y sonidos que trascienden la physis, y un brutal viaje a ninguna parte para aproximarse a la locura, con un estudio en el que de nuevo aparece entre líneas la idea de ese país naciente, enfrentando dos mundos –dos generaciones, dos culturas– unidos por la tradición que dio forma a su civilización y que no pueden vivir ni juntos ni separados.
Clara yema y cierta boya
“Pegajosa, asfixiante y sucia, un combate embarrado cuyos dos contendientes llevan al límite con las armas del mejor histrión.”.
Elsa Fernández-Santos: El País.
“Cada decisión que toma el director lo enriquece, una planificación provocadora que sale brillantemente reforzada de cada riesgo que asume.”.
Alberto Luchini: El Mundo
“Eggers se ha superado. Sin duda una de las grandes películas de este Cannes 2019.”
Phillipp Engel: El Mundo
“Acaba lastrada precisamente por este alarde continuo de vocación autoral, de artesanía cinematográfica y de expresionismo estético.”
Eulàlia Iglesias: El Confidencial
Jueves 27 Febrero | 20:30 en el Teatro Cine Avenida de Jaraíz de la Vera. Entrada a 5€. Bonos de socio disponibles en taquilla.
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