Un día en mi Vida. 38 días de CONFINAMIENTO

Un día en mi Vida. 38 días de CONFINAMIENTO

Nuevo turno de trabajo, los días van pesando y se hacen largas las jornadas, esta vez toca servicio de noche. Durante el camino vas pensando en lo que te espera, como resolverás las incidencias, qué casos me surgirán, sabes que tienes que tomar decisiones en un segundo, algo que su Señoría tarda meses, pero supuestamente estás preparado para ello.

Llegas a Jefatura para realizar el relevo y todo está en el mismo sitio, aunque ya nada es igual, saludas desde la distancia a los compañeros del turno saliente, entras al baño a lavarte bien las manos, preguntas por los incidentes habidos, novedades del servicio, controles de vehículos y personas identificadas, propuestas de sanción.

Silencio en el Vestuario

Estos días fluye silencio en el vestuario, todo ha cambiado, ya no hay tanto alboroto, cada uno se uniforma cogiendo lo necesario de su taquilla para comenzar con la tarea, lo básico de siempre: cinturón, cazadora, chaleco reflectante, chaleco antibalas, gorra, defensa extensible, llaves del armero para recoger tu arma reglamentaria, aunque esta «guerra no se gana con balas», las nuevas y mejores armas durante todos estos días son otras: mascarilla, guantes de nitrilo, pantalla de protección y gel hidroalcohólico desinfectante.

Hablo con el compañero, intentamos que esto no nos afecte, recogida de material, revisión y desinfección del vehículo patrulla y parece ser que ya estamos listos para comenzar la tarea, no sin antes comprobar que llevamos todos los elementos necesarios para realizar con la mayor seguridad el servicio.

Calles vacías, Oscuridad en la noche

Dentro de la oscuridad de la noche, patrullas por calles vacías, algo extraño a pesar de las horas, ya que siempre observabas ciertos movimientos. Por las mañanas la cosa cambia por completo, según van avanzando las horas empiezas a ver gente en la calle, de momento poco movimiento y parece ser que responsable, hay bastante conciencia de esta grave alerta sanitaria que se está cobrando tantas vidas y preocupación, mucha preocupación.

Van pasando las horas y ves más gente en la calle, quizás más de la que debería haber, comienzas a realizar controles y a preguntar a la gente que se encuentra en la calle, hay respuestas de diversas clases y excusas de todo tipo, muchas baratas sin motivo justificado ni argumentos, por lo tanto comienzan algunas identificaciones y propuestas de sanción.

Algunos dicen que no aguantan más en sus casas, pero, ¿cómo que no aguantas más en tu casa, hay gente trabajando para que tú te quedes en casa, gente enfermando por ti, muriendo y no te puedes quedar en casa?

Venga, no me toques los «co*****».

¿Tanto esfuerzo de muchos colectivos para que unos pocos irresponsables lo «jodan» todo?

En fin, ya veremos por donde salimos, de verdad que no lo entiendo.

Ciudadanos Negligentes, Coherentes y Sensatos

Hay ciudadanos negligentes y otros coherentes y sensatos, de estos últimos, la gran mayoría se quedan en sus casas y sólo salen para lo estrictamente necesario. Comentas al compañero que así no vamos bien, no entiendes por qué esa gente no permanece en sus casas, ellos que pueden, se exponen gratuitamente al virus, hay gente que no puede quedarse en sus casas debido a sus trabajos, de verdad que no logro entenderlo.

Continuas con tu trabajo, no ves niños en las calles, los colegios y los parques están vacíos, sólo ves a adultos y personas mayores. ¿Hasta cuándo? Por unos pocos irresponsables pagamos todos, está muriendo mucha gente y otros pasándose por el «forro» el confinamiento, denuncias y algunos se cabrean, sigues sin entenderlo, otros sin embargo, te dan las gracias por nuestro trabajo y eso me da fuerzas, porque piensas que aún hay gente que nos aprecia.

Compañeros de Profesión

A todos aquellos compañeros de profesión y demás trabajadores de servicios esenciales que hacen que los demás puedan estar en sus casas, os transmito mucha fuerza y ánimo, a todos aquellos profesionales médicos, enfermeros y personal sanitario, lo estáis haciendo fenomenal, continuad así y no deis un paso atrás, a mis familiares y amigos, mucho ánimo y a seguir haciéndolo como hasta ahora de bien, ya tendremos tiempo de celebraciones, y mi más sentido pésame, homenaje y condolencias para los familiares y amigos de los fallecidos durante la lucha contra esta «jodida» pandemia.

«Fuerza y honor. Paz para el guerrero»

Texto de Iván Sánchez Serradilla.

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