En la senda del mejor cine feminista, Papicha se alza como una magnífica ópera prima de doble Premio César que ilustra con vértigo auto-biográfico la necesidad y vigencia de la sonoridad y la rebeldía.
La sororidad femenina como escudo contra una sociedad adversa ha sido representada en películas de culto (Las vírgenes suicidas), en brillantes obras recientes (Girlhood de Sciamma) o en otras más convencionales (Mustang, #429), aunque tiene precedentes muy anteriores: las girl-gang movies norteamericanas o las comedias británicas de la escuela de Saint Trinian (películas inspiradas en las historietas de Ronald Searle a mediados de los 40 centradas en un internado para niñas, donde los maestros son sádicos y las niñas delincuentes juveniles). La franco-argelina nacida en Moscú Mounia Meddour se ampara en esta fuerza del grupo para relatar su atribulada juventud en Argel vendiendo ropa a las ‘papichas’ (jovial, joven y alegre en árabe), las jóvenes argelinas, haciendo de su ópera prima Papicha, sueños de libertad un homenaje a las mujeres que lucharon y resistieron durante la Década Negra, la llamada Guerra Civil argelina con más de 150.000 muertos en los años 90.
Obra de capital importancia para comprender en qué contextos se enfrentaron y siguen enfrentándose las mujeres árabes para luchar por su empoderamiento –recordemos en un mismo curso de necesidad la reciente La candidata perfecta (#537)–, Papicha participó en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes de 2019 para acabar alzándose con las estatuillas a mejor ópera prima y mejor actriz revelación en los César «de la vergüenza» de 2020 –los de los 3 de Polanski por El oficial y el espía (#502) y el polémico e insuficiente de foto para Retrato de una mujer en llamas (#486), con posterior dimisión en bloque de la Academia–, mientras en nuestras tierras se ganaba el favor del público de la Seminci y su espiga a mejor nueva directora. Tras no pocas vicisitudes de financiación -hasta diez productoras, Meddour incluída– y rodaje, sumado a un idioma ‘algérois’ cuya mezcla de árabe y francés no convencía ni al Ministerio de Cultura francés ni al argelino, a las que hay que sumar el periplo en su andadura gallinar post-segunda ola, con sucesivos rescates fuera de lista a última hora, hoy aterriza la enésima ópera prima de la temporada, y ya sabes que las puestas de largo épicas y memorables en el corral son una fructífera tradición que no defrauda. Va por ellas.
Jueves 8 Abril | 20:15. Apertura de puertas 18:00 por rodaje. Teatro Cine Avenida | Jaraíz de la Vera. Entrada a 5€ y bonos de socio disponibles en taquilla.
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