¿Puede sorprender aún un cineasta de 86 años? Por supuesto que sí. Y es que ver la última película del gran maestro del cine político Konstantinos Costa-Gavras, uno de los autores europeos más respetados gracias a su cine comprometido y obras como Z (Óscar al mejor film de habla no inglesa), Desaparecido (Palma de Oro en Cannes) o La caja de música (Oso de Oro en Berlín), entre otros aplaudidos trabajos, es una certera sorpresa. Su reciente premio Donostia –reconocimiento honorífico– ha servido también para recordar que, a su edad, el griego sigue dando guerra.
Después de aparecer por primera vez en el corral ya en la segunda temporada con la poderosa Amén (#45), sorprendernos con Arcadia (#66) y Edén al Oeste (#204), y ofrecer en 2014 su retrato del negocio bancario en El capital (#345), el cineasta vuelve tras siete años a la cartelera gallinar con Comportarse como adultos, la historia basada en el libro de no ficción escrito por Yanis Varoufakis; el exministro de finanzas griego se convierte así en el protagonista del nuevo relato de Costa-Gavras, una tragicomedia con ligeros tintes de thriller que denuncia el oscuro funcionamiento de la Unión Europea.
Comportarse como adultos nos lleva a 2015
Nos recuerda cómo Syriza, un partido de izquierda, se impuso en las elecciones de Grecia con la promesa de salvar la economía de un país en crisis, y cada vez más arruinado por las subidas de impuestos, los recortes sociales y los «rescates» de la Troika.
Inspirado y posicionado desde el cómplice punto de vista de libro, Costa-Gavras nos muestra el pasado reciente retratando con inmediatez y un sentido fílmico tan palpable y comprometido que casi se puede tocar, a lo que contribuye la sólida interpretación de un carismático Varoufakis a cargo de Christos Loulis.
Obra de un hiperrealismo hipnótico que llega a flirtear incluso con lo onírico, esta fascinante odisea de frustrados esfuerzos contra los mecanismos inhumanos de una Unión Europea cuyos ideales son poco más que una bonita fachada, rodada con pulso granítico e insobornable instinto innovador, se presenta esta tarde en La Granja como una de esas piezas de necesario visionado en esta institución, para recordarnos que el destino de los pueblos suele negociarse en habitaciones en las que hacen falta más adultos. Tomemos nota, si es que estamos a tiempo.
Yema con cáscara
“Obra de encomiable acabado y musculosa puesta en escena, ágil, certera y sobre todo entretenida, cuya compacta ejecución dramática lima en buena medida la egolatría de Varoufakis.”.
Antonio Trashorras: Fotogramas
“Depurada lección de la historia de puertas adentro, tan reveladora como triste.”.
Luis Martínez: El Mundo
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